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Los experimentos con
plantas de Cleve Backster

 

El entendimiento de que las plantas pueden comunicarse entre sí y con nosotros, de que tienen sentimientos y algo similar a una memoria se lo debemos en gran medida a Cleve Backster. Lo que los pueblos naturales y los chamanes siempre han sabido (y por lo que en la actualidad todavía hay personas que se ríen de ellos) se ha convertido en parte de nuestro mundo "civilizado" gracias a los resultados de las investigaciones de Backster.

En un principio, su vida no daba la impresión de que su dedicación a las plantas se convirtiera en el punto central de sus investigaciones. Clave Backster había fundado a principios de los años 50 una escuela de poligrafía (detector de mentiras) integrada en el servicio de inteligencia americano, la CIA, cuyos agentes y colaboradores asistían a sus clases. Posteriormente, Backster dio clases en una escuela propia a policías y agentes de seguridad del extranjero y siguió desarrollando técnicamente más detectores de mentiras. No es justamente el entorno esotérico que podría suponerse como caldo de cultivo de un hombre que posteriormente sería descrito como "padre de la comunicación vegetal".

¿Cómo ocurrió todo Dagny e Imre Kerner, una pareja de periodistas húngaros, le visitaron en su laboratorio de los EE.UU. para entrevistarle. Su historia la escribieron en un libro llamado "La llamada de la rosa":

"Había estado desarrollando un nuevo procedimiento poligráfico para los militares estadounidenses cuando, en la madrugada del 2 de febrero de 1966, miró su planta Drago de Canarias que tenía en el despacho y le vino la idea de conectar esta planta a su aparato para ver cuánto rato tardaba el agua en llegar a las hojas cuando la regaba. Las hojas del Draco son grandes y lo bastante fuertes como para los electrodos no las dañen en seguida. Esperaba que el instrumento de registro del polígrafo registrara una curva que reprodujera una pequeña resistencia eléctrica debido a la mejor conductibilidad cuando la planta estaba abastecida de agua. Sorprendido, se dio cuenta de que el Draco mostraba una reacción completamente diferente: en el instrumento de registro apareció exactamente la curva típica que conocía de los muchos interrogatorios, cuando las personas se excitaban positivamente. ¿Tenía sentimientos la planta ¿Le mostraba que se alegraba de recibir agua fresca ¿Cómo podía comprobarse que un Draco tenía sentimientos reales

Backster reflexionó y pensó que las personas mostraban las reacciones más fuertes cuando se sienten amenazados. Por tanto, debía amenazar a la planta. Entonces pensó en quemar la hoja. En el momento en el que p·e·n·s·ó que quería quemar la hoja que tenía conectados los electrodos, la planta reaccionó con potencia y el instrumento de registro se movió registrando una curva muy dramática. Todo estaba quieto en la casa, eran las tres de la madrugada, no se había movido y no había tocado la planta, sólo había pensado en quemarla. ¿Era posible que la planta se sintiera amenazada debido a sus pensamientos ¿Podía la planta apreciar sus pensamientos Fue a otra habitación para buscar cerillas. Cuando volvió, el instrumento de registro había registrado otra curva de miedo, aparentemente en el momento en el que había decidido hacer realidad su pensamiento. Tomó la cerilla y acercó la llama sin intención de quemar la planta. El instrumento de registro volvió a mostrar una curva, aunque mucho más débil. A Backster le gustaban las plantas y realmente no quería "hacer daño" a su Draco. Más tarde, cuando sólo simuló que quería quemar la hoja, la planta ya no reaccionó. ¿Podía la planta diferenciar realmente entre una amenaza real como al inicio del experimento, cuando le había venido a la cabeza la idea de chamuscar la hoja, y una amenaza ficticia como ahora, cuando sólo aparentaba chamuscar la planta Backster trabajó toda la noche realizando nuevos experimentos con su Draco. Cuando su socio regresó a la oficina a la mañana siguiente, los papeles con los registros del polígrafo estaban colgados por toda la pared. "¿A quién has interrogado durante toda la noche" preguntó. "A éste", contestó Backster señalando su Draco. "Estás loco, ¿una planta" ".

Cleve Backster perdió poco a poco la base de su existencia después de este 2 de febrero de 1966. Sus experimentos con plantas y sus primeras publicaciones respecto a este tema le habían puesto en una situación muy comprometida ante los ojos de los departamentos estatales correspondientes, puesto que era director de una escuela de poligrafía que principalmente formaba agentes, policías y guardias de seguridad de todo el mundo y, en consecuencia, cada vez tenía menos alumnos.

Uno no puede comunicarse con las plantas y, al mismo tiempo, formar agentes de la CIA. A los ojos de estas personas, Backster se había vuelto loco. Sin embargo, la obsesión que se apoderó de él respecto a este tema, que incluso llegó a costarle su existencia, demuestra su interés real, sus intenciones nobles y el convencimiento de que estaba siguiendo el rastro de algo que existía realmente y cuya existencia podía demostrar. Y de que no se trataba de una locura, como afirmaban sus críticos o, mejor dicho, los que se reían de él.

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